viernes

PASADA LA HORA CERO


Aun faltaban tres horas para la hora cero, en la calle la gente se desplazaba entre el tumulto con enormes bolsas entre las manos, niños con la sonrisa de oreja a oreja, esperando que las horas pasen como sus padres cuando están con ellos (rápido) el trafico era descomunal, la gente dentro de los vehículos dormía, los policías de transito hacían todo lo posible para no desmayarse de tanto soplar el pito, los amigos de lo ajeno también eran parte de tan agitado día, una ves fuera del embotellamiento, parecía estar en las nubes, pero eso duraba muy poco tiempo, la gente dentro del carro llevaba los regalos para la familia, uno de los pasajeros que estaba sentado a lado del chofer llevaba una enorme caja que apenas le dejaba visibilidad para su carril, en la parte de atrás había cuatro asientos ocupados por dos pasajeros y sus bolsas, uno de ellos llevaba una enorme muñeco del hombre araña para sus sobrinos; las sonrisas dibujadas en el rostro de la gente reflejaban la felicidad de la navidad, esta fue la ultima vuelta que dimos trasladando pasajeros, fue una vuelta heroica, decimos guardar el carro y ser participes de la navidad, un abrazo y una palabra nos fue necesario para reconfirmar nuestra amistad, llegue a casa, luego de un baño me embarque a las calles a pelear por un regalo para mis sobrinos, la lucha fue de cuerpo a cuerpo con un vendedor, por un regalo, el precio inicial fue de treinta nuevos soles, pero termino dejándomelo en veinticuatro cincuenta, faltaban nada mas que treinta minutos para la hora cero la gente parecía que me leyó el pensamiento y todos fuimos en busca de un taxi, taxis que por cierto estaban ya con pasajeros y si no lo estaban cobraban cinco o seis veces mas del precio normal, lo peor es que si accedías te preguntaba a que parte te dirigías y si no ibas por la zona donde el taxista vivía, no aceptaba llevarte; fue un milagro lo que me sucedió dos chicas que iban por mi zona me preguntaron que si aceptaba pagar la mitad, y yo claro contento accedí, así que nos fuimos a nuestras casas, el taxi parecía estar en una carrera contra el tiempo, estoy seguro que hubiera podido ganar el primer lugar en la competencia de los caminos del inca, pagamos 18 soles, cuado lo normal era pagar 3.5, no nos importaba con tal de estar en casa y pasarla con la familia, ya en casa llego la hora cero todos muy alegres abrimos y entregamos los regalos, los abrazos y las palabras sobraban, en el cielo parecía librarse una guerra, naves que despegaban con sonidos agradables, misiles que al reventar desprendía una hermosa explosión de luces que mas parecían estrellas a punto de caer a la tierra, en la pista la gente prendía los cuetecillos y luego se tiraban al suelo para que las esquirlas no alcanzaran a darles, todo fue alegría, regalos y deseos cumplidos, promesas cumplidas o por cumplir, el panteón y chocolate fue lo mas espectacular, creo que lo único que uno espera de la navidad es el panteón (jajá jajá) la cena navideña la dejamos para el almuerzo, luego del almuerzo decidí ir por un pantalón por que los que tengo ya esta muy desgastado, salí de casa, paso mucho tiempo en venir un taxi el cual no estaba disponible, espere mucho mas y paso un colectivo, las calles estaban vacías, por la ventana solo se sentía el olor a artículos pirotécnicos, ya no había el trafico de la noche anterior, todo estaba muy tranquilo, parecía que la gente se hubiera mudado de la cuidad, solo algunas personas fuera de las calles,ellas que al igual que yo esperaba un carro, de uno en uno la gente ocupaba la mitad del carro, yo estaba en el ultimo asiento, viendo el contraste de este día con la noche anterior, fue en ese entonces que un hombre entro al vehiculo, con un rostro sucio, daba la impresión de ser muy delgado, pero las ropas que llevaba lo hacían ver como un oso, un oso enfadado, sus ojos no eran normales, tenia una mirada que me dio miedo por un momento, entre sus brazos llevaba una enorme bolsa, en la cual traía cartones, una fresada muy vieja parecía una de esas que utilizo para que duerma mi perro, la sujetaba muy fuerte, fue muy brusca la manera en que logro entrar, muy rápido fue al ultimo asiento, yo seguía a lado de la ventana, entonces sentí que tenia que apretarme mas contra la ventana para que el se pudiera sentar, una ves sentado, lo mire, sus ojos estaban rojos, parecía furioso, emanaba un olor fétido, él también volteo cruzamos miradas, mi corazón empezaba a latir muy rápido, me di cuenta que él empezó a agarrar muy fuerte su bolsa, como diciéndonos (esto no me lo quiten) empecé a tranquilizarme me di cuenta que solo era un orate que nada mas quería q lo llevasen al Avelino, me tranquilice por completo, una señora que también estaba en uno de los últimos asientos empezó a gritarle al cobrador (mi colega) diciéndole que -como era posible que hiciera subir a ese tipo de personas- el cobrador se dio cuenta y de inmediato con una voz fuerte he hiriente le grito que se bajara, él no hizo caso de eso seguía aferrado a su bolsa el cobrador mas enfadado y temeroso a la ves golpeo la ventana y yo me enfade que golpeara cerca de mi oído, el pasajero no deseado no hacia caso, el chofer fue ahora quien se unió a la lucha para bajarlo, fue ahí que me di cuenta que un pasajero que iba en los asientos preferenciales era un policía vestido de civil, se paro y se unió a la lucha, yo tenia ganas de decirle al cobrador que lo dejase, que yo pagaba su pasaje pero fui muy cobarde, no lo hice, el policía lo agarro de la casaca y a empujones lo saco del carro, la señora de mi costado se quedo mas tranquila el cobrador respiraba tranquilo, el policía se sentía valiente, el chofer manejaba todos volvieron a la normalidad; pero yo me sentía impotente, cobarde, culpable, no deje de pensar en ese suceso, comencé a recordar lo sucedido en la noche. Todos muy alegres, con regalos en la mano se dirigían a su casa a celebrar el nacimiento de Jesús, antes de bajar decían en voz alta “FELIZ NAVIDAD, QUE DIOS LES BENDIGA” y entendí lo paradójico de una navidad, navidad de una sola noche, tres horas antes de la hora cero estábamos agitados comprando todo lo que podíamos, en la hora cero todo era felicidad, pero pasado la hora cero todo es normal, todo, el orate sigue siendo despreciado, el mendigo sigue siendo un estorbo en la vereda, el niño de la calle sigue siendo un vago, un piraña, tu hijo sigue estando sin tus caricias, tu esposa sin tus besos, tu familia sigue estando sin ti, todo ha vuelto a la normalidad. La hora cero ya paso y con ello todo lo bonito en la vida la solidaridad, el amor, la comprensión, el cariño la alegría la unión; hoy las calles seguirán como siempre con la misma dinámica, nosotros seguiremos obsesionados por obtener nuestros objetivos, seguiremos haciendo hasta o imposible por adquirir bienes, por terminar nuestra carrera, por ser algo en esta vida, seguiremos como siempre, seguiremos perdidos en el camino de los superficial.

Si tu navidad fue espectacular agradécele a Dios, si no crees en dios, entonces agradécele a esa partícula que te dio la oportunidad de pasar una bonita navidad, pero cuando vayas por la calle recuerda que todas las personas esperan la hora cero, un solo día en año, pero tu no seas parte de ellos, recuerda siempre que hay una hora cero todos los días.